Vivimos en un mundo de continuo odio y violencia. Aun algunos que profesan el cristianismo deciden emplear la fuerza y la violencia. Por lo tanto, ¿qué debe hacer el cristiano al que le preocupan la inmoralidad, la violencia, las clínicas de aborto, las drogas y el alcohol?
El reino de Dios existe independientemente de los reinos de este mundo. No hace ningún pacto con otros reinos. Ese reino no se define por fronteras, ni culturas ni lenguas. Aunque somos de otro reino, el cristiano busca maneras de servir en el reino terrenal como Cristo lo haría.
En este artículo, examinaremos unos principios bíblicos y ejemplos que nos dan una guía clara con respecto al deber del cristiano hacia sus gobernantes.
El maravilloso reino de Dios; el futuro irrumpe en el presente.
Muchos que profesan el cristianismo están entrando en la política, convencidos de que tienen que ayudarle a Dios a cambiar la sociedad corrupta. La Biblia enfatiza que el homicidio, adulterio y otros pecados empiezan en el corazón. Y es allí donde los cristianos procuran efectuar un cambio.
¿Cuál es nuestro deber como seguidores de Jesús hacia las autoridades civiles? ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con ellas? ¿Debemos en todo tiempo obedecerlas o existen casos en que necesitamos desobedecerlas? ¿A quién le debemos nuestra mayor lealtad?
Las leyes establecidas de Dios son la base de todas las sociedades civiles. Todas las otras ideologías son egoístas, existen bajo temor, sufrimiento, muerte y autodestrucción. El gobierno humano puede aportar cierto orden social, pero es solo un acuerdo parcial mientras se espera la venida de Cristo
¿Es bueno que el creyente se ocupe en discusiones políticas? Las enseñanzas del Nuevo Testamento nos muestran lo que Dios espera de nosotros y nos reprenden cuando nos inclinamos a unirnos a lo que hace la mayoría.
Las parábolas de Jesús vistas por los ojos de los primeros cristianos.