Los años formativos

A continuación se encuentra el testimonio de una madre cristiana y sus experiencias con respecto a la crianza de sus hijos, enfocando principalmente las edades entre los seis a doce años. Querida madre, aprendamos de su experiencia.

Hace poco tuve la dicha de asistir a una reunión donde también estuvo presente un editor y escritor de varios libros. Uno de sus libros para padres de familia ha tenido un gran impacto en mi propia vida. Dicho escritor propone que las edades de entre los seis a doce años en la vida del niño son “los años alegres”. (Para este artículo vamos a usar el término “los años formativos”.) 1

Hay muchos libros que enseñan la crianza de los hijos en sus primeros años, y muchos otros que hablan de cómo guiar a los adolescentes y jóvenes. Pero no hallamos mucha enseñanza sobre la crianza de los niños de las edades de seis a doce años. Quizá sean los años que resultan más fáciles en la crianza de los hijos. Es la etapa de la vida en que el niño generalmente se muestra alegre y contento. También son los años en que el niño forma muchos de sus conceptos de la vida, y por eso decimos que son los años formativos. Quisiera enfocar en esa etapa de la vida del niño mientras comparto con usted algo de lo que mi esposo y yo hemos aprendido a través de nuestra experiencia y gracias a la sabiduría de otros que nos han ayudado.

Algunos han dicho que, si se les diera la oportunidad de tener a un niño bajo su influencia durante los primeros cinco años de la vida, le darían la formación para el resto de su vida. Sin duda, los primeros años marcan al niño de por vida, y ponen un fundamento bueno o malo con el que se tendrá que trabajar, aunque éste luego no se acuerda mucho de lo que sucede durante esa etapa.

Por otra parte, en los años de seis en adelante, el niño guardará de por vida gran cantidad de recuerdos. Recordará los ratos especiales que pasaron como familia, los primeros años en la escuela, las mascotas, y los amigos, entre muchas otras cosas. A la vez, también recordará las ocasiones en que sufrió a causa de algún comentario áspero y cruel. No se le olvidará fácilmente alguna herida por un abuso, por no ser comprendido, o por algún rechazo de parte de un amigo o familiar. Es un gran reto para los padres ayudar al niño pasar esos años de manera saludable y provechosa.

El hogar debe ser un refugio para el niño, el lugar donde más le gusta estar durante esos años. A los niños les encanta imitar a sus padres. Observe al niñito caminar al lado de su padre, tratando de caminar igual que él mientras imita sus gestos y expresiones. Son agradecidos con casi cualquier cosa en esa etapa. Cuando ya sean adultos, les traen muchos recuerdos alegres los regalos aparentemente insignificantes y los pequeños actos de amor. Yo mismo recuerdo los paseos a la montaña, o las veces en que como familia salíamos a almorzar fuera de la casa, o cuando trabajábamos juntos en algún proyecto.

Es importante llenar la vida del niño con alegría durante esos años. Es el tiempo en que se deben contestar sus preguntas respecto a los asuntos espirituales, ayudando así a que el niño tome conciencia del problema del pecado. Muchos niños pasan una época en que tienen miedo porque no entienden las verdades espirituales, y les toca a los padres ahuyentar esos temores. También los padres deben aprovechar esta etapa de la vida para introducir el tema del sexo. Deben hablar de esos asuntos sin intimidar al niño. Las respuestas que dan deben ser fáciles de entender, pero sinceras. Es imperativo que los hijos reciban su información sobre estos temas íntimos de ustedes como padres y no de otros.

En los años formativos del niño, también deben enseñarle valores verdaderos. Los niños aprenden mucho por medio de la simple observación, pero ustedes como padres también deben enseñarles los valores de la vida que para ustedes son importantes. Quiero compartir a continuación algunos valores que yo considero importantes. Sin embargo, son sólo unos pocos de entre muchos. Pero recuerde esto, su hijo le está siguiendo.

Enseñarles a respetar a la autoridad

Cuando nosotros con nuestro ejemplo obedecemos las leyes de tránsito, oramos por el gobierno en lugar de criticarlo, y pagamos los impuestos con alegría, estamos enseñando a nuestros hijos el respeto para con las autoridades y el aprecio por ellas. Al honrar con nuestras palabras y hechos a la policía, a los pastores de la iglesia, y a los profesores de escuela, ejercemos una influencia sobre los hijos que les ayuda a amar y someterse a las autoridades en su vida.

Enseñarles a trabajar con dignidad

En los años formativos de los niños, es importante enseñarles a trabajar con honradez y esmero. Quizá usted no haya tenido la dicha de haber aprendido una buena ética de trabajo cuando niño. Debe entonces aprovechar la oportunidad ahora de darles a los hijos suyos los valores de la honradez y dignidad en el trabajo. Debe enseñarles por medio de su palabra y ejemplo.

Enseñarles que toda persona ha sido creada a la imagen de Dios y que todos tienen igual valor y dignidad

Nuestra familia ha tenido la oportunidad de vivir en varios países. Estas experiencias nos han servido para tener a las personas de otras nacionalidades en gran aprecio. Me da pena cuando oigo hablar negativamente de personas de la comunidad que son de otra cultura o nacionalidad. Quizá Dios ha traído a esas personas a nuestro entorno para que compartamos el Evangelio de Jesucristo con ellas. Nuestros hijos deben aprender a tratar a otros con amabilidad, y para ello es importante que observen la actitud de aceptación y amor que nosotros como padres mostramos para con las personas de otras nacionalidades.

Enseñarles a compartir con compasión

Deben enseñarles a sus hijos la virtud de la compasión. Enséñenles a buscar las oportunidades de ayudar a otros que se encuentran en necesidad. Por ejemplo, puede ser que un vecino necesite ayuda para limpiar el patio, o tal vez puedan cuidar a los niños de una hermana de la iglesia. Quizás haya unos ancianos en su congregación que apreciarían una visita. Vayan con sus hijos y llévenles una comida a los ancianos.

Enseñarles a practicar la hospitalidad

Dios nos manda a demostrar la hospitalidad. Es posible que algunas veces sirvamos a ángeles sin saberlo. Hasta los niños pequeños pueden gozarse ayudando a preparar una comida para los visitas. Los hijos deben sentir que son parte de los esfuerzos que se hacen para hospedar a otros. Deles la oportunidad de experimentar el gozo de poder servir a otros de esta forma.

Recuerden… sus valores son contagiosos. Sus hijos van a aprender de sus enseñanzas, pero sobre todo, del ejemplo de su propia vida.

Tomado de: La Antorcha de la Verdad (septimbre - octubre 2019)

  1. Nota de la redacción: En el artículo original, escrito en inglés, la autora escribió “los años alegres”. En español, el editor escogió el término “los años formativos” por aclarar mejor la
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语言
Español
作者
Mary June Glick
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Publicadora La Merced
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