El “misterio de Cristo” revela el propósito eterno que Dios ha tenido a través de toda la historia humana.
Dios estableció desde el principio su soberanía y grandeza. Además, dejó claro que es celoso de su nombre. Honrar el nombre de Dios es honrar a Dios mismo. ¿Cómo podemos hacer el nombre de Dios más grande?
El papel de la mujer en la iglesia es un tema controversial. No es ninguna indignidad, sino un honor para ella cumplir el papel para la cual Dios la creó. Tratar de cambiar lo que Dios estableció resulta en desorden y fracaso. Su contribución es de mucha importancia.
Así como en una heladería donde se puede elegir entre tantos sabores de helados, hoy se ofrece una gran variedad de gustos y expresiones sexuales. Muchos menosprecian las limitaciones de la intimidad sexual en el matrimonio que Dios estableció; prefieren ser libres para experimentar a gusto.
Aunque la sociedad cree y actúe de una forma incorrecta, los cristianos tienen el deber de mostrar el corazón de Dios en estos asuntos. Nuestros pensamientos y creencias tienen que ser formadas por medio de los principios de la Biblia. Que seamos hallados en acuerdo con el Creador de toda humanidad.
¿Quiénes somos, desde el punto de vista de Dios? ¿Para que hizo los seres humanos? Dios nos creó y nos redimió, no primeramente por el gran valor que tenemos. El propósito principal y el enfoque primordial es la alabanza de nuestro gran Dios.
Jesús ofrece ayudarnos con las cargas de la vida. El yugo de Cristo nos anima a seguir caminando, y nos enseña a obedecer aunque no lo sentimos. El yugo es un medio que Jesús usa para guiarnos por el camino verdadero de su voluntad. Si nos enyugamos con Cristo, no tendremos que caminar sin rumbo.
Lo siguiente es un testimonio personal de una persona que quería saber la verdad sobre la enseñanza del cubrimiento para la mujer cristiana según 1 Corintios 11. Aunque no es un estudio exhaustivo, creemos que es bíblica y puede ser una ayuda a otro que está buscando la verdad.
En las Américas, se está exigiendo que nos amoldemos a las perversiones de la cultura. Y los que no doblan la rodilla ante las presiones, sufrirán cada vez más el menosprecio y quizá aun prisiones. ¿Estamos dispuestos a identificarnos con Cristo y sufrir las consecuencias? ¿hasta la de la muerte?
La certeza de que llegarían a ser realidad las promesas que Dios le había dado; el convencimiento de que los valores de Egipto y los valores del pueblo de Dios eran irreconciliables, y que no sería posible abrigar ambos; el escoger luego el valor que tenía más peso. Esto se llama FE.
Jesús vino con el propósito específico de restaurar a la humanidad caída, a todos aquellos que se entregan a él. No vino a terminar de quebrar la caña débil. Vino a restaurar aquella caña; es decir, Jesús ofrece hacer de ti algo bello.
Los apostatas serán convencidos de su maldad, condenados, y sufrirán el castigo del fuego eterno. ¡Qué fin más terrible! Es con razón que Judas tenía este celo por la iglesia; quiere que evitemos este fin tan horrendo. Debemos más bien contender y luchar ardientemente por la fe.
Parece que hay una tendencia hoy día hacia la independencia en las iglesias. Ese espíritu individualista milita en contra de la enseñanza de Dios. Pero algo que ha distinguido a la iglesia peregrina es ese espíritu manso y humilde en cada uno; sumisión a los que Dios ha puesto como autoridad.
Cuál vale más: ¿tener much dinero y no estar satisfecho, o tener recursos limitados y estar contento con lo que tengo? Cuál contribuye más a su calidad de vida: ¿los bienes o el contentamiento? ¡Qué estemos persuadidos que las riquezas más deseables son los tesoros celestiales!
Queramos o no, Dios espera que nosotros nos sometamos a las autoridades que ha puesto en nuestra vida. La bendición, la pureza, y la victoria son el resultado de vivir dentro del orden y las reglas establecidas por Dios. Y estas bendiciones Coré, por su rebeldía, no pudo experimentar.