Al estudiar lo que Jesús enseñó sobre las relaciones en el matrimonio, vemos que la ley de Cristo exige un corazón puro, un corazón fiel y único. La ley de Cristo nos revela que el matrimonio une a la pareja en una sola carne, y que esta unión queda firme mientras ambos vivan.
La regla de Cristo llega más al grano que la ley de no matar del Antiguo Testamento. Moisés dijo: “No matarás”, pero Jesús trata con la raiz del problema del homicidio: el enojo. No trata sólo con el acto físico, sino con lo que hay en el corazón. La ley de Cristo exige que amemos al prójimo.
Los caminos y designios de Dios son un misterio para mí. ¿Por qué se complace él en perdonar mis pecados, convertir la ceniza en gloria, y utilizar cosas de mi historial de errores en la construcción de un hermoso templo para su gloria? Ciertamente, los caminos de Dios son incomprensibles.
Mientras escribo esto, el mundo se tambalea por
el COVID-19, también conocido como coronavirus.
Mi esposa y yo nos encontrábamos a 4.000
kilómetros de casa cuando golpeó la crisis. En un
mes, ya no era el problema de un país, sino que se
había convertido en una amenaza mundial.