La cura que Dios ofrece hace mucho más que controlar la sed de alcohol. La cura de Dios seca la fuente de la problema: un corazón pecanimoso enviciado al pecado y al diablo.
¿Cuál es nuestro deber como seguidores de Jesús hacia las autoridades civiles?
¿Cuál debe ser nuestra actitud para con ellas? ¿Debemos en todo tiempo obedecerlas o existen casos en que necesitamos desobedecerlas? ¿A quién le debemos nuestra mayor lealtad?
La cultura de la muerte es una en que la dignidad de la vida se ha perdido, y en que se ha rechazado al Dios que nos hizo . Esta cultura se ha tomado el derecho de decidir quién debe nacer y cuando debe morir. Este mal arremete contra los principios que el Creador estableció para sus criaturas.
Al seguir a Cristo, a un cristiano no sólo se le enseña a evitar tomar la ofensiva, sino que incluso en lo que podría considerarse legítima defensa personal, responde superando el mal con el bien y amando a sus ofensores, al igual que Su amo.
Como seguidores de Cristo, tenemos el deber de guardarnos de los engaños y falsas ideologías. Debemos defender las verdades de Dios con cada oportunidad de testificar. Nuestro deber es amar a los que están engañados e invitarlos a la restauración en Cristo.
Un estudio de 1 Corintios 11, y por qué se debe practicar. Desde la creación, Dios estableció orden en la sociedad humana, y en honor a la posición que ella ocupe, la mujer cristiana se cubre la cabeza. Que aceptemos y practicamos esta eseñanza para la gloria de Dios.
Muchos han perdido su base espiritual y enfrentan la vejez y la muerte con inseguridad de su destino eterno. Aún puedes entregarle tu vida a Dios, quien te dará propósito y una razón por la cual vivir el resto de tus días. Puedes demostrar con tu vida lo que la mayoría de esta generación ha perdido
La muerte… lo que a todo el mundo le espera, pero tan difícil de enfrentar para el ser humano. La muerte… tan implacable, y a veces tan inesperada. La muerte... dolorosa. A la vez, en el caso de los que mueren en Jesús, no tenemos que entristecernos como los que no tienen esperanza.