En el año 1982, un ministro protestante llegó a ser dictador de la católica Guatemala. Durante su gobierno abundaron los abusos de los derechos humanos. A finales del siglo XX, en los Estados Unidos, los líderes religiosos liberales se introdujeron en la política, y más tarde hasta los evangélicos conservadores se aventuraron a lo mismo. Algunos políticos han buscado el voto evangélico por medio de fingir que son cristianos. ¿Es la voluntad de Dios que su pueblo del siglo XXI, o de cualquier época en la historia, tome acción política?

Considera las implicaciones “políticas” de 1 Timoteo 2:1-4: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”.

El mundo del primer siglo

Pablo escribió este mensaje a Timoteo cerca del tiempo del emperador romano Nerón. Nerón desencadenó una persecución intensa contra los cristianos. Pocas veces en la historia se ha levantado un líder tan despótico. Sin embargo, Pablo encargó a los cristianos a ser respetuosos para con sus gobernadores y orar por ellos. Este pasaje reta a los cristianos de hoy a hacer lo mismo, sin importar el tipo de gobierno que tengan, sea democrático, dictatorial, monárquico o hasta comunista.

¿Por qué orar?

Este pasaje nos indica por qué debemos orar por los reyes, presidentes y todos los que están en posición de autoridad. Es para que los cristianos puedan llevar una vida tranquila, en paz con las autoridades. ¡Qué concepto más práctico para nuestro día! En 1 Timoteo 2, la Biblia nos da tres razones para vivir pacíficamente en cualquier sociedad: Vivir una vida piadosa y santa, traer a los incrédulos al conocimiento de la verdad y agradar a Dios.

¿Qué significa esto?

Obviamente, a veces es la voluntad de Dios que los cristianos sufran persecución. Las Escrituras dicen sin equivocación: “Y también todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12). El cristiano no desea la persecución ni la busca. Sin embargo, la persecución es una realidad desagradable. En todo caso, los cristianos deben vivir piadosa y rectamente de manera que no merezcan la persecución. La historia sugiere que Nerón inventó acusaciones falsas para justificar la horrenda persecución de los cristianos del primer siglo.

El libro de 1 Pedro describe el lugar y la responsabilidad del cristiano en la sociedad, aun en una sociedad represiva:

Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. Porque esta es la voluntad de Dios: que hacienda bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien (1 Pedro 2:12, 15; 3:17; 4:19).

La manera de Dios de cambiar la sociedad

Muchos que profesan el cristianismo están entrando en la política, convencidos de que tienen que ayudarle a Dios a cambiar la sociedad corrupta. Sin embargo, la oración es una fuerza mucho mayor que el activismo político, y es una fuerza conforme a la voluntad de Dios para el cristiano. Los cristianos que buscan influir en la política deben reconocer que están intentando quitarle la autoridad a Dios. El llamado del cristiano es a poner el Evangelio en primer lugar, compartiendo con el mundo entero lo que Jesucristo puede hacer para cambiar su vida. Dios nos ha dado la responsabilidad de orar por los líderes, sean déspotas o democráticos. La oración debe ir acompañada de una vida piadosa y un testimonio fiel del poder transformador de las enseñanzas de Cristo.

La misión del cristiano

Repetidas veces, los intentos de cristianizar a una sociedad por medio de la acción política han fracasado. El movimiento de la sobriedad en los primeros años del siglo XX ejemplifican este concepto. Las leyes sobre prohibiciones no efectuaron un cambio en el corazón de las personas. Estas no escatimaron esfuerzos para conseguir el licor. Las leyes dominicales no lograron impedir que muchos siguieran trabajando los domingos. No pretendo decir que los gobiernos deben eliminar las leyes orientadas a mantener el orden en la sociedad tales como las leyes contra el robo y el homicidio. Sin embargo, aun esas leyes, por sí solas, no limpian la vida. La Biblia enfatiza que el homicidio, adulterio y otros pecados empiezan en el corazón. Y es allí donde los cristianos procuran efectuar un cambio.

Estoy convencido de que el cristiano hace el mayor bien en la sociedad cuando cumple el mandamiento del Nuevo Testamento de vivir una vida cristiana ejemplar y evangelizar a los que están a su alrededor. Podemos efectuar un cambio en el mundo por medio de ayudar a una persona a la vez a cambiar. El destino de nuestro mundo no depende de la acción política “cristiana”, sino de la voluntad de Dios. La Biblia claramente dice que Dios está en control de los asuntos del hombre, y pone en autoridad a quien él quiere. “Para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres” (Daniel 4:17).

El cristiano tiene una misión espiritual en este mundo; una misión que efectúa cambio en el corazón de los hombres. Deseo que cada cristiano fiel pueda sentir el llamado a la acción de oración, la vida constante y la evangelización del mundo.

De: Una mano amiga

زبان

Español

نویسنده

Roger Berry

ناشر

Maná Digital

موضوعات

کلیسا و دولت

سیاست